Vestido de un eléctrico blanco, Adrián «Dárgelos» Rodríguez (voz) irrumpe en el escenario junto a Diego Castellano (batería), Diego Rodríguez (guitarra), Diego Tuñón (teclados) y Mariano Roger (guitarra), miembros de la mítica banda que –casi tres años después– regresaba a Asunción de la mano del segundo aniversario de Cover.

Por Jorge Coronel

La fiesta del rock se iniciaba a las 1:50 con la potencia de «Sin mi diablo». Y el mensaje ya era claro: los Babasónicos ya no están para juegos. Ni siquiera cuando se propone ironías, en clave de humor. Es que Rodríguez se mueve sin pudor, muestra y mueve el cuerpo, mueve la lengua; él provoca, lo sabe y lo disfruta, acompañado de la complicidad de un público ecléctico pero de un target mayoritariamente joven.

En el Casco Antiguo, complejo ubicado en la esquina de Palma y Hernandarias del centro de Asunción, la noche recién empezaba. Y hubo lugar para todo. Desde el rock desenfrenado de «Pendejo»; pasando por las aclamadas «El loco» o «Yegua», hasta terminar por convertir el recital en una gran pista de baile. Responsables de ello serían las canciones incluidas en «Mucho» (2008), con himnos masivos como «Microdancing», «Pijamas» y el folk-rock de «El ídolo», que bien sirvió para definir tal estallido: «Regresé en la piel de una canción».

El repaso del repertorio incluirá después revisiones por otras etapas de una vasta discografía que –valga la aclaración– siempre estuvo acompañada de una amplia difusión radial, con hits como «Los calientes» («Jessico», 2001), «Irresponsable» («Infame», 2003) o «El colmo» («Anoche», 2005). La oportunidad sirvió además para un breve adelanto de «A propósito», nuevo disco a editarse en mayo próximo.

La respuesta era clara. Asunción devolvía a la entrega con más entrega, encandilada con la propuesta de una banda que –a pesar de tantos años en carretera– nunca perdió espontaneidad ni vigencia.

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