BUENOS AIRES. El nuevo fenómeno del rock rioplatense conocido como Las Pastillas del Abuelo resonó en el mítico estadio del Luna Park, con varios miles de personas colmando dos shows durante el invernal primer fin de semana de julio.

Por Jorge Coronel

Después de su primera presentación en Paraguay, el sábado 18 de junio en el Casco Antiguo de Asunción, la banda actual más importante –tanto en crecimiento como en convocatoria– de la escena under/barrial porteña llegó al Luna Park de Buenos Aires pisando fuerte: con entradas agotadas y más de 16.000 personas entre ambas fechas.

Marcados por un repertorio variado, la noche del domingo 3 arrancaba con Mira la luz por mí. Con treinta canciones en el setlist, la banda integrada por Juan «Piti» Fernández (voz), Diego Bozzalla (guitarra y coros), Fernando Vecchio(guitarra), Alejandro Mondelo (teclado y coros), Santiago Bogisich (bajo), Juan Comas (batería) y Joel Barbeito (saxo y coros) se dispuso a demostrar en lo que duró el show que el secreto de su música estriba en esa cuota de incólume frescura, desprejuicio y fusión que le imponen a cada nota.

Con invitados especiales como el mítico «Negro» García López (ilustró su destreza del más puro rock and roll con una alusiva remera stone), Barbi Silvade Mamá Chabela (en una versión animada de Hacia dónde voy); y «Maiquel» de Kapanga (en una explosiva Tantas escaleras), la banda aprovechó para sellar una noche fundada en eso tan simple y complejo llamado rock.

Con canciones como Solo Dios –presentada por el vocalista como referente de una «polémica etapa»– la banda se propuso recorrer viejas páginas de su mejor historia. «Bueno, errores los tiene cualquiera…», decía Piti, en tono cómplice.

Acompañados por descontrolados pogos en canciones como Cerveza, Oportunistas y José; además de unísonos coros en las aclamadas ¿Dónde esconder tantas manos?, Raíces, Viejo y Amar y envejecer, el Luna Park desbordada en la noche hecha de rock y poesía.

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