El legendario Lionel Richie (66) llenó de emoción y mucha energía en su primer concierto en Paraguay. Noche de éxitos de un artista indispensable del pop.

Por Jorge Coronel

Diecisiete días atrás dejaba sus marcas en la ceremonia más importante de la industria musical, cuando John Legend, Demi Lovato, Luke Bryan, Meghan TrainorTyrese le rendían un tributo, y él mismo daba el broche final con su All night long, en la edición número 58 de los Premios Grammy.

Siete días atrás, se llevaba una Gaviota de Plata y otra de Oro, mientras miles de chilenos coreaban sus canciones en la emblemática Quinta Vergara, en la noche más importante de la reciente edición del Festival de Viña. Esta vez, finalmente, era momento de Paraguay.

A unos metros del río, y en un Court Central del Yacht y Golf Club colmado de ansiedad, el homenajeado como Persona del Año de la Academia de Artes y Ciencias de la Grabación estadounidense descubría -por primera vez- al público paraguayo, como parte de su gira mundial All the hits, All night long.

¿Qué podría ocurrir, entonces? Nada más que la fascinación de cientos de parejas que, al borde de la emoción, disfrutaban desde el primer minuto -alrededor de las 21:46-, con Running with the night. El ambiente de fiesta era evidente… y también el entusiasmo de muchos locales que lo siguen, ya desde la década de los ’70.

El nivel de energía bajaba, mientras el artista recurría al piano para hacer dos grandes éxitos de sus tiempos de Commodores: Easy y My love. Los gritos no se hacían esperar, mientras la interacción con sus músicos y el público crecía.

Otro éxito de los ’80 llegaba, de pronto, desde su álbum Dancing on the ceiling: Ballerina Girl. Los coros no dejaban de duplicarse al compás de You are, el éxito mundial registrado en 1983.

El romanticismo alcanzaba altos niveles con Stuck on You, antes del medley de Brick house yFire, que -entre algún que otro trago de vino que no se quiso privar- hizo bailar a todos los fans. «¡Qué show!», ponderaba el artista, mientras más de una señora confesaba -a los gritos- su platónico y descontrolado amor.

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