Esencialmente pop, entre baladas y una pizca de folclore, el cantante y compositor Pablo Benegas edita un álbum en que explora un lenguaje urbano, asunceno y cosmopolita.

Por Jorge Coronel

Pablo Benegas – Canciones rotas (2014). Independiente (Disponible en plataformas online). Si algo faltaba en el pop hecho en esta tierra era rescatar la esencia más pura de su cultura, y –más allá de la obviedad que las reglas de la industria dicta– lograr envolverlo de un halo internacional. Es lo que el cantautor paraguayo Pablo Benegaslogra, en un álbum de once canciones orgánicas que revelan a un cancionista que merece atención.

Entre guiños a Roa Bastos y Chilavert en ritmo de polca (Soy de mi tierra); recorridos por la calle Palma entre sorbos de tereré (Lunes) o una visita al emblemático Lido Bar (Canciones rotas); así como un contestador con acento porteño y una mención a la chacarera (Carolina) –ecos del autoexilio del artista en Buenos Aires–, Benegasdiseña un repertorio pop hecho a su medida. Con arreglos dignos de un Luis Miguel pero el alma de un Maneco Galeano, el cantante aporta frescura a un género que fácilmente puede caer en lo cursi…

Pero Benegas, aunque nos hable de amor, logra romper la frontera para presentar su universo lírico particular. Al parecer, con el lema de que menos es más. Desde su apertura –bien pop–, con Una canción, en la que el artista define a la canción, simplemente, como «un día diferente». «Una canción es abrazo permanente», asegura, entre arreglos de guitarra.

La audacia de sus letras se presenta con la aparente ingenuidad deNo sabes amar, primer corte del disco. «No sos para mí, no sabes amar», arenga el compositor.

La poesía urbana salta a la luz mientras suena Canciones rotas, tema que da nombre al disco. «Dame tus celos, tu enemistad / dame un sorbito de malestar / y sin razones mandame a la mierda», pide el cantante a su chica.

 

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