El cantautor paraguayo presenta su peculiar universo musical, en el que transitó por el metal, se afianzó en el góspel y desembocó a las baladas pop.

Por Jorge Coronel

Con el amor como principal leitmotiv, el cantautor paraguayo Federico Vuyk descubrió su vocación musical en sus días de adolescencia. Unos 12 años atrás, fue vocalista de la banda de metal Korban; después integró la agrupación de pop Zoe y, finalmente, decidió encontrar su rumbo solista, inspirado en cantautores como Juanes, Reik y Juan Luis Guerra. En el intermedio, supo canalizar su fe evangelista a través de canciones cristianas -aunque él se rehúse a catalogarlas así-.

«Fue muy natural todo, no me sentí incómodo. De hecho, sigo escuchando metal, especialmente cuando estoypila’i«, comenta. «Se fue dando naturalmente (…). Me metí al metal como paracaidísta; yo venía de escuchar Rolling Stones, Beatles, Queen… no eran mis raíces, entonces tampoco estaba cerrado a otros cerrados. No fue muy traumático, fue una transición», reconoce hoy.

Su presente lo ubica en un paisaje sonoro que podría generar empatía con seguidores de artistas como Camila, Diego Torres y Franco de Vita. Con el último, había compartido escenario como artista telonero e invitado especial en su primer concierto en Paraguay, en setiembre de 2004.

De aquella primera gran oportunidad, Vuyk remarca la humildad del cantautor venezolano. «Me dije: ‘así son los artistas consagrados’. Esta es, por lo visto, la actitud de un verdadero artista, porque Franco era súper sencillo. En ningún momento me hizo sentir aminorado o acomplejado. En todo momento me trató como a un colega y eso me dio muchísima seguridad a la hora de subir al escenario». Y así fue, nada menos, que su primera presentación como solista, frente a 12 mil personas. «Me hizo sentir seguro, capacitado, eso es algo que siempre tengo presente a la hora de tratar de apoyar a otras personas».

 

Leé la entrevista completa en ABC Color.