En medio de dos culturas, el músico y compositor Rolando Chaparro presenta su décimo disco solista. Un tributo a los lazos entre el Paraguay y Uruguay.

Por Jorge Coronel

La idea surgió de la pluma de Hebert Pastorino, un artista uruguayo que publicó en Países Guay textos que hablan de la hermandad entre ambos países. Al decir del autor, tales semejanzas “no solo nace con sus nombres de origen guaraní, sino que comienza mucho antes de la independencia de ambos países y se ve fortalecida por los residentes paraguayos en Uruguay y los residentes uruguayos en Paraguay”.

Después de grabar álbumes como Savia (2003), Hoja de Rutter (2006) y Afropolka en vivo (2005), Países Guay es la décima producción solista de Chaparro. Un disco que, para el músico, es digno de orgullo. “Es un proyecto de hermandad, en este caso musical y cultural, entre los dos países. Hay tantas cosas que nos unen, empezando por el nombre (…) y otras similitudes”. Ya el track que abre el disco –Países Guay, con letra de Pastorino y música de Chaparro– habla de esos puntos en común, basado en la obra del uruguayo. “Además, estamos apretaditos entre dos grandes potencias; nuestro Himno Nacional (fue escrito por un uruguayo); tenemos los colores de Peñarol y Guaraní iguales… muchas personalidades ya vinieron acá y, en vez de decirnos: ‘Estoy contento de estar en Paraguay’, dicen ‘Estoy contento de estar en Uruguay’. Es muy simpático porque toda esa confusión nos une mucho”, reflexiona el músico, sin olvidar el trágico momento histórico que nos enfrentó como países durante la Guerra de la Triple Alianza.

-¿Cómo llegaste a la obra de Pastorino para, finalmente, concretar este disco?

-Hebert vivió en Paraguay durante más de 30 años, hace poquito tuvo una etapa de ir a vivir a Uruguay, ahora está volviendo por el disco… somos amigos desde hace mucho tiempo. Desde siempre hablamos de hacer algo juntos. Yo no lo conocía a él como escritor. “Me encantaría que vos le pongas música a mis letras”, me dijo. Hasta que -hace dos años, en un concierto mío- le invité a la murga La Peregrina, que él dirigía en ese momento, y que participa en el disco haciendo voces; para hacer un par de temas míos que ya tenían que ver con el candombe, música brasileña, afropolca, y le dije: ‘Che, Hebert, esta buenísimo. Vamos a hacer un disco’. Y me pasó un par de letras.

-Afropolka –reeditado en ‘Guay’– ya lo habías grabado anteriormente…

-Ya lo había hecho con tamboriles de los Kamba Kua, 2005, con Lázaro Medina, que tiene que ver con composiciones mías basadas en los diferentes ritmos de los tamborilleros del Kamba Kua, porque los hermanos afrodescendientes llegaron desde Uruguay con Artigas. De ahí la relación con el proyecto Guay.

-Como cantautor, no estás acostumbrado a ponerle música a otras letras. ¿Cómo fue ese proceso, en este proyecto particular?

-Fueron pocas las ocasiones en que puse música a otras letras, (pero) existe. De hecho, he trabajado con otros amigos poniéndole música a alguna letra de ellos, pero por lo general estoy más acostumbrado a trabajar en mis composiciones en letra y música, y con Hebert se dio perfecto porque escribe muy bien. La esquina, por ejemplo, habla de la famosa esquina donde aprendimos lo que es la vida, el hecho de juntarse en el barrio; Estampas de Sajoniaescribió porque vivió en Sajonia y somos ‘sajonieros’ de alma…

Leé la entrevista completa en ABC Color.