Brandon Flowers y su banda deleitaron a miles de sus fans en el Jockey Club de Asunción, en un espectáculo que derrochó energía, carisma y –mucho– rock.

Por Jorge Coronel y Kike Sosa

Se anticipaba una concurrencia multitudinaria para ver actuar por primera vez en Paraguay a The Killers, esa banda de rock que hace de las suyas desde inicios de la década pasada, cuando irrumpieron la escena con canciones como “Mr. Brightside” y “Somebody Told Me”, desde aquel álbum debut “Hot Fuss” (2004).

La agrupación liderada por el vocalista Brandon Flowers y compuesta también por el guitarrista Dave Keuning, el bajista Mark Stoermer y el baterista Ronnie Vannucci Jr., esta vez llegaban a Paraguay, enmarcados en su gira mundial “Battle Born World Tour”. Y aquellas canciones que sonaban con furia en las estaciones de radio o en Internet, esta vez llegarían en su versión más pura y cruda: en vivo.

La expectativa se había disparado desde el pasado lunes, con la llegada de la banda al país y la presencia de un Flowers atento con sus fans, a quienes concedió tiempo para autógrafos y fotografías (a pesar de atrasos de vuelos y el cansancio de una larga gira).

El Jockey Club, cuyo campo presentaba un imponente escenario y la configuración habitual de sectores de público, camerinos y mucho colorido, se llenaba gradualmente desde que se abrieron los portones en horas de la tarde. Con el paso de los minutos y las horas, el espacio entre las personas reunidas allí era cada vez más reducido, con la espera amenizada por la música del paraguayo DJ Kwak.

El cielo se presentaba totalmente despejado y la Luna llena contribuía con la iluminación que, tiempo después, conjugaría con la espectacularidad del escenario.

La hora prometida llegó… y pasó sin que los artistas salieran aún al escenario, aunque poco impacto tuvo el leve retraso en el estado anímico de un público listo para una fiesta. Y esa fiesta comenzó cuando, faltando minutos para las 22:00, los artistas finalmente saltaron al escenario, compuesto por una pantalla principal, dos pantallas LED; una estructura principal en medio del escenario y un rayo –leit motiv de la agrupación–.

El vocalista Brandon Flowers se hacía visible en el centro, mientras miles de gritos al unísono lo aclamaban, a modo de efusivo recibimiento.

El espectáculo comenzaba, al fin, por todo lo alto con uno de los temas más conocidos de la banda, “Mr. Brightside”, que causó una explosión de furor y una lluvia de bebidas generalizada; entre saltos y gritos, e incluso una gigantesca pelota inflable que comenzó a rebotar entre la audiencia y parte del escenario, poniendo –si acaso faltara– acento a ese clima festivo.

La adrenalina rockera seguía con “The way it was”, una canción con tono más intimista, pero clara potencia de unión de sus elementos e instrumentos. Con esa menor sobrecarga sonora se apreciaba mejor, más nítidamente, la voz de Brandon Flowers, que anoche en el Jockey Club se hallaba en perfecto estado.

“¡Hola, Asunción! Somos The Killers, ¡y esta noche somos de ustedes!”, dijo el vocalista en un muy logrado español, causando histeria y emoción en sus incondicionales.

El cantante se mostró en todo momento extremadamente enérgico y comunicativo con el público, constantemente agregando, gesticulando y sonriendo mientras su público lo acompañaba con coros casi constantes. El show era completo con unos vistosos juegos de luces que teñían el escenario–¡y el rayo!– de colores rojo y púrpura, mientras sonaba “Smile like you mean it”.

Recién durante ese momento, cientos de fanáticos podían ingresar al sector Campo, aun habiendo llegado a tiempo. Los inconvenientes de producción también se hicieron visibles en la poca cantidad de baños disponibles. A todo esto se le suma las dificultades en las tareas de los reporteros gráficos, quienes no pudieron tomar fotografías, como es habitual en cualquier espectáculo de tal –o menor– magnitud. Según la producción, la medida fue exigencia de la misma banda.

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