La popular agrupación uruguaya volvió a presentarse ante miles de personas en el Yacht y Golf Club Paraguayo. Euforia, pogos y emociones en la noche del sábado.

Por Jorge Coronel

Como muy pocas agrupaciones del Río de la Plata, la banda del Uruguay No Te Va Gustar goza en Paraguay un nicho que sabe mantenerse vigente. Cada visita es, entonces, una verdadera fiesta con toda la parafernalia que, obviamente, lo amerita: camisetas con alusión al grupo, vinchas, pósters, banderas… y un fanatismo más emotivo que histérico.

Esos seguidores se agolparon en la noche del sábado en el Yacht y Golf Club, en un concierto precedido por La de Roberto, agrupación liderada por el también vocalista deKchiporros, Roberto «Chirola» Ruiz Díaz. En un show en el que comparte las canciones de su álbum debut (Hemisferios, 2014), ‘Chirola’ demostró una verdadera madurez vocal, acompañado de una banda de rock latino saludable y prometedora. Es lo que demostraron con temas como Días grises, La cascada, Siempre a la deriva, y la canción que da nombre al álbum -y popularizada a través de la Web-, Hemisferios.

Pasadas las 22:00, y con las luces apagadas, finalmente se asomaban al escenario Emiliano Brancciari y sus compañeros, listos para las casi dos horas y media de show. Su sombrero marcaba el inicio del recital, antes de la masiva Cero a la izquierda y la primera sorpresa de la noche: la también popular Al vacío, esta vez interpretada junto al vocalista y líder de la banda local SalamandraJavier Zacher.

Pero la fiebre de hits recién empezaba. Canciones como A las 9, Me ilumina hoy y Detrás del cerro hacían crecer el entusiasmo de los fans. «Como saben, es un placer estar de vuelta acá, y para nosotros es muy especial porque nos sentimos muy queridos cada vez que venimos», decía, agradecido, a sus más incondicionales.

Los pogos hacían agitar a las masas con las enérgicas Destierro y Pensar; para seguir con El error y otro éxito de la banda: Sin pena ni gloria. La melódica y nostálgica Memorias del olvidodaba lugar al romance, junto a otra desgarradora balada: No necesito nada.

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